En la barra de un bar
Si contara el tiempo que he malgastado en bares de poca monta como este creo que podría haber estudiado una segunda carrera.
"He aceptado la pureza como la peor de las perversiones..."
Sentada en el hall del hospital, viendo pasar a los médicos de un lado a otro con sus espantosos instrumentos de tortura, a la gente con una mueca horrible en sus rostros, mezcla de desesperación o cansancio... y un poco mareada, drogada por ese nauseabundo olor a látex que lo invade todo, no deja de sorprenderme el hecho de estar otra vez a la espera de verte.
Me llegó tu mensaje...
Llevaba más de un año sin tener noticias tuyas, a excepción de rumores que me llegaban procedentes de terceras personas. Recuerdo tu última llamada, entonces estabas lejos, muy lejos... De mis labios solo recibiste un tajante No por respuesta: NO.
Ahora, una extraña sensación de culpa me invade, pude cambiar tu destino o no, o solo tal vez… O quizá solo hubiera conseguido enturbiar un poco más el mío propio.
Espero nerviosa que se vacíe un poco tu habitación y me dejen entrar. En el fondo no estoy segura de si quiero verte, ni siquiera de porque estoy aquí… Tal vez, por esa sensación de culpa, o por extraños sentimientos que parecen resurgir de sus cenizas, alimentados por los incansables recuerdos, o puede que por mera empatía…
Agudizo los sentidos mientras observo, como si de un sueño o una pesadilla se tratase, con los ojos muy abiertos, como se abre lentamente la puerta…