2007-01-22

El Escorial: "Las puertas del averno"

Como fiel tradición acudo a los páramos del monasterio en busca de la salvación espiritual de mi alma.
Nunca consideré el enclave como puerta del averno, si bien tu recuerdo me atormentaba como el famoso perro negro a Felipe II. Yo no pude colgar el mismo de una ventana y ver marchitarse su recuerdo a medida que se iban pudriendo sus restos...
La misma fotografía, años después, en el mismo escenario, el paisaje de fondo envolvía la misma situación de antaño. Esta vez el objetivo captó unos ojos más sabios en una mirada pensativa, los personajes se difuminaron un poco, interpretando cada uno el papel que le fue asignado. La misma sensación, incertidumbre y sentimientos que afloran cuando menos se les espera. Y la misma pregunta rondando mi cabeza, ¿de nuevo estaré perdiendo mi cordura en los brazos del diablo?
Esa nube negra que se vuelve en contra tuya y te envuelve, hace tiempo la dejaste tras la esquina, pero te ha vuelto a encontrar. Sumida en la tristeza, arrojo pétalos de rosa que me protejan de los malos espíritus. Quizá sin los mismos me encuentre perdida, vuelva la jodida soledad y me arrope entre sus brazos, cada una de las velas que deposité en su memoria se irán apagando una a una por unos ficticios pulmones, y se apagará para siempre la llama del candil que nos unió un día...
Pero ese momento todavía no ha llegado, y el vacío de tu ausencia me asfixia, como un nudo en la garganta que me priva de ese aire que tanto anhelo, como tu imagen a mis ojos y tus labios a los míos.